En las noches del Ramadán, después del iftar (la comida de ruptura del ayuno) familias por todo el mundo árabe se sientan para ver las series y programas que se emiten en ese mes tan especial. Estas series, musalsalat en árabe, reúnen a las familias todas las noches como hacían  en el pasado los hakawatis o narradores que contaban historias y mitos. Era tal la capacidad de atracción de los hakawatis  que se volvieron una parte integral de la tradición del Ramadán. La mayoría de las musalsalat cuentan con 30 episodios, lo que viene a ser un episodio por cada noche de Ramadán, y poseen una amplia variedad de contenido: histórico, social, dramático y romántico. 

Caricatura: Emad Hajjaj

Las series de Ramadán juegan un papel importante en las sociedades árabes, ya que abordan problemas sociales y políticos, de modo que las personas se ven identificadas con su personajes y tramas. Las series se convierten, además de una ocasión de juntarse con los familiares y amigos, una fuente de información, debate,  entretenimiento y  educación. 

Pero también, son utilizadas como un medio a través del cual los gobiernos ejercen su influencia, blanqueando sus políticas y utilizándolos para manipular la percepción de las masas acerca de la realidad política y social del país y legitimar su régimen. En el caso de Egipto, antes de la revolución de 2011, se repitieron varias series que dibujaban un Egipto sano y sin problemas, series que trataban sobre problemas familiares y cotidianos como por ejemplo las relaciones intergeneracionales, sin ningún atisbo de crítica al poder o señalamiento de problemática donde detrás se encontrase el propio régimen.  

Sin embargo, no podía faltar el personaje del hombre musulmán conservador, cuyo papel siempre era el del hombre malo de la serie. Esta imagen beneficiaba al gobierno del entonces presidente Hosni Mubarak en su política contra los Hermanos Musulmanes. Esto se pudo ver en Ramadán del 2010, cuando unos meses antes de las elecciones presidenciales se emitió la serie Al jama’a (en árabe, la organización), nombre con el que se conoce popularmente al grupo de los Hermanos Musulmanes. Esta serie giraba sobre esta organización y la vida de su fundador, Hassan al Bana, narrada desde la visión del gobierno de Mubarak como forma de deslegitimar al grupo. 

Con el estallido de la revolución del 25 de enero del 2011, se empiezan a romper muchos tabúes sobre la política y el régimen  de Mubarak. Esto quedó reflejado en las series, las más destacadas: Ciudadano X y El Anillo de Sulayman. Estas series trataban temas que giran en torno a la revolución del 25 de enero, como la corrupción, la violencia que ejercía la policía contra los manifestantes, el papel de los jóvenes, tanto mujeres como hombres en el inicio de la revolución, etc.  De esta forma, las series se volvieron un modo de expresión y de protesta a través de las cuales no solo se mostraba una realidad si no que se reclamaban cambios.

Sin embargo, esto no duró mucho, pues en la era de Al Sisi, el aparato de inteligencia del Estado volvió a monopolizar los medios de comunicación como medio para adoctrinar a la sociedad. Este Ramadán 2021 tres obras producidas por la compañía Synergy, vinculada al aparato del Estado, siguen la misma temática: glorificar el papel del ejército y la policía en Egipto. Ejemplos de estas series  son:

1.Contra Ataque

Extraída de los archivos de inteligencia egipcia, gira en torno a dos jóvenes egipcios, Saif y Dina que se involucran en una serie de operaciones secretas destinadas a descubrir complots terroristas que buscan dividir la región árabe y expandir Al Qaeda en el mundo. La trama coincide con el periodo de la revolución del 25 de enero. 

2. El Cairo-Kabul: 

La historia gira en torno a los complots que se traman contra el mundo árabe, arrojando luz sobre los actos terroristas llevados a cabo en Egipto y el papel heroico de la policía combatiendo estas organizaciones. 

3. La Elección (2 temporada):

Mientras que la primera temporada narra la victoria militar egipcia representada por el arresto de Hesham Ali Ashmawy, ex militar del ejército egipcio que se unió a Al Qaeda en Libia, la segunda temporada de este año, gira en torno al heroísmo de la policía egipcia frente al enemigo público número uno del gobierno: la organización político del depuesto presidente Mursi, los Hermanos Musulmanes, reescribiendo la historia de episodios como el asalto de las fuerzas de segurirdad a la plaza Rabaa al Adawiya, mezclando sin diferenciar a organizaciones terroristas con partidos islamistas meramente políticos, justificando así la política de represión y encarcelamiento a los seguidores de los Hermanos Musulamanes llevada a cabo por el Estado desde la llegada al poder del mariscal Sidi. 

Estos ejemplos muestran que entre la variedad de las series egipcias de 2021 hay un perfil reiterado  de los oficiales como personas benevolentes y amables que sacrifican su vida para salvar a la humanidad y luchar contra el terrorismo y la corrupción. Una imagen que viene a estar muy lejos de la realidad en la que viven los egipcios actualmente, a la luz de un sistema que anclado en detenciones y torturas como medio para acallar a la población. 

Las musalsalat han jugado y siguen jugando un papel importante en la sociedad egipcia. Son un medio a través del cual se reescriben y se intentan construir imaginarios de la sociedad, intentado unas veces acercarse a las realidades de la población egipcia, como forma de expresión y protesta, como ocurrió en el contexto de la revolución del 2011 pero también, han sido y vuelven a ser una herramienta al servicio del poder para justificar  sus políticas, pues detrás de muchas musalsalat se esconde, un medio de entretenimiento al servicio de la dictadura. 

 

Taima Dehni. 07/05/2021

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