Pedro Rojo, Vice News, 09/10/2015
El drama de la población siria, pero también del resto de países de la zona, ha tomado cuerpo para los europeos a fuerza de verlos primero en sus fronteras y ahora en sus calles. Pero el inicio del viaje de los mal llamados «refugiados» está en la guerra de poder regional que se libra desde que se rompió el equilibrio estratégico en la región con la invasión de Irak en 2003.
El sectarismo y la lucha por hacerse con el vacío de poder que se ha impuesto desde entonces al sustituir al régimen iraquí de Saddam Hussein por un sistema político corrupto e infiltrado por las diversas potencias regionales, a la cabeza de las cuales está Irán. Esas mismas personas que ahora los políticos europeos se ven obligados a buscar cobijo — obligados por la reacción popular europea ante la crisis — fueron abandonados a su suerte, resignados a convertirse en moneda de cambio para intereses geoestratégicos ajenos.
Parece que la sombra de Estado Islámico nos impide ver el bosque de problemas que hay detrás de este grupo terrorista. Las capitales árabes y occidentales parecen cómodas centrando toda la atención de su respuesta en la zona exclusivamente en base a la variante del autodenominado «califato islámico». Pero obviar las causas que han permitido su expansión y limitarse a combatirlo desde el aire puede perpetuar la situación sine die. Ignorar el impacto de esta situación sobre las gentes de Irak y Siria termina pasando factura en forma de oleada de refugiados.
Ya se ha cumplido un año largo del principio de la guerra internacional contra Estado Islámico y está claro que los resultados son escasos y los progresos lentos, cuando no cuestionables.
La situación en Siria es extremadamente compleja para poder vislumbrar una solución a corto plazo. Pero donde sí hay todavía una opción viable en el horizonte, antes de que el país colapse y se convierta en otra Siria, es en Irak.
Iniciativa «Irak inclusivo»
El pasado 15 de agosto se presentó en Ammán, Jordania, «Irak inclusivo«, una iniciativa de reconciliación nacional liderada por la Asociación de Ulemas Musulmanes de Irak. Basada en el reconocimiento y los valores positivos de la revolución popular iraquí en sus tres etapas: las primeras manifestaciones contra la corrupción y a favor de un gobierno no sectario que comenzaron el 25 de febrero de 2011 y abarcaron a 16 de las 18 provincias iraquíes.
La segunda ola de manifestaciones retomó a partir del 23 de diciembre de 2013 el espíritu de las primeras pero ocupando plazas en las provincias iraquíes al norte de Bagdad, de mayoría suní. La represión a sangre y fuego del gobierno iraquí derivó en un enfrentamiento armado entre los rebeldes y el poder central que fue aprovechado por Estado Islámico para hacerse con el control de las zonas en disputa.
Y finalmente, la tercera ola de manifestaciones que empezaron de forma espontánea este mismo verano en las provincias del sur, de mayoría chií, desmontando el discurso del gobierno iraquí que ha acusado siempre a la revolución iraquí de ser un movimiento sectario suní. Las exigencias de los nuevos manifestantes siguen siendo las mismas: el final de la corrupción, un Estado que sea capaz de proveer de los servicios básicos a sus ciudadanos y un gobierno no sectario.
La iniciativa «Irak Inclusivo» propone la construcción de forma participativa entre todos los estamentos de la sociedad iraquí de un gobierno de unidad nacional donde todos los iraquíes se sientan representados. La propuesta defiende conceptos tan básicos como la «construcción de un proyecto real para Irak, con una visión soberana, dejar atrás el actual proceso político para pasar a un entorno libre, independiente, elegido mediante elecciones libres y transparentes donde todos los iraquíes participen». Y es que conceptos como «independencia» o «democracia real» han estado ausentes del proceso político impuesto en 2003, respaldado sin fisuras por todos los países europeos.
El camino para expulsar a Estado Islámico de la región, pero también al sectarismo, debe empezar por Bagdad, por un cambio en la estructura política y los centros de poder que se han creado y se benefician del actual caos. Mientras las paralizadas capitales europeas regatean en el mercado de refugiados siguen apoyando gobiernos en la región como el de Bagdad que son una máquina de producir refugiados. Cabe recordar que antes de la crisis siria, Irak era el país con mayor número de refugiados y desplazados internos del mundo.
La iniciativa «Irak Inclusivo» no es sencilla de poner en marcha, sobre todo porque Irán debe levantar su control sobre Irak y para ello hace falta mucha presión internacional. Pero la alternativa es mantener al país en la actual espiral autodestructiva hasta que degenere a una situación tan compleja de resolver como la siria y su consecuente ola de refugiados.
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