Satea Nureddín
Al Mudun, 29/06/2016
No es un ataque a Líbano como lo ha definido el gobierno libanés, sino probablemente una nueva invasión exterior del territorio libanés. Y tal vez los ocho suicidas que murieron en el primer ataque doble en la población fronteriza de Qaa sea la vanguardia de grupos y células de una nueva campaña del Daesh contra Líbano después de que se les hayan quedado estrechos los caminos sirio e iraquí.
(…)
La ambigüedad del Daesh es un objetivo en sí misma que es no comprendido en Líbano, que genera más brechas, que no tranquiliza por descontado a la población afectada donde se tomaron las armas de forma espontánea y se amenazó con ellas (…).
Lo más importante es que la imagen del país se ha visto sacudida más aún de lo que estaba después de ese golpe doloroso y vil que ha recibido del Daesh. Y ahora las alas del cuadrilátero nacional compiten por manifestar las posturas más asombrosas, y la opinión libanesa anda dividida entre quienes quieren una guerra implacable contra la organización, a la que esquivan países más importantes que Líbano cuyas poblaciones están más desarrolladas y que cuentan con ejércitos más potentes; y quienes no han sido cautelosos ni para pedir el apoyo a Hezbolá en la guerra siria. Y cada uno de esos dos bandos está completamente seguro de tener la razón y de estar de camino hacia la victoria.
La división libanesa ya era vergonzosa, pero los términos y los símbolos empleados en los dos últimos días son una de las razones por las que se coló en Daesh y no van a proteger al país de lo que está por venir.
Viñeta de Amyad Rasmi para Al Sharq al Awsat
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