Las protestas en Túnez, Egipto, Siria, Marruecos, Libia o Yemen del año 2011 fueron conocidas como la «Primavera Árabe», un término que generaba la falsa ilusión de una transición democrática rápida y relativamente tranquila. Posiblemente por eso, frente a la dura realidad que se impondría al cabo de poco, se empezó a hablar de su fin o fracaso.
Pero muchos lo interpretan como una etapa más de un largo proceso histórico.
¿Es necesario entender como una continuación de aquella lucha los movimientos sociales, el activismo y la protesta popular que hoy vemos en Túnez, Argelia, Marruecos o el Líbano? ¿Cuáles son sus reivindicaciones? ¿Qué han aprendido de las experiencias de 2011?
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