George Samaán
Al Hayat, 28/11/2016
Las elecciones parlamentarias han movido la escena política en Kuwait. Pero la nueva composición del Parlamento no provocará cambios radicales. El regreso de la mayoría de los sectores de la oposición que boicotearon los comicios hace tres años es lo que encendió la última campaña electoral y generó muchas promesas. Pero el poder político seguirá teniendo la mayoría aunque puede no tener los elementos para garantizar una buena cooperación entre los poderes ejecutivo y legislativo. Esa cooperación permitió aprobar una serie de leyes urgentes en los tres últimos años. Y la oposición, o gran parte de la oposición, ha vuelto al juego democrático, optando por la participación en lugar de por el boicot al aceptar en la práctica la ley del voto único por la que se abstuvieron de participar en los últimos comicios.
Muchos expertos creen que el decreto del emir en el que ordenó la disolución del Parlamento meses antes de que finalizara su misión, pretendía coger por sorpresa a la oposición para reproducir una cámara que siga cooperando con el gobierno, y también adelantarse a la salida del opositor Musalam al Barrak de la cárcel donde cumple su condena hasta la próxima primavera.
(…) El decreto era claro al referirse a las razones que llevaron a promulgarlo, a saber, las evoluciones regionales y los retos determinantes que implican esas evoluciones, aunque decretos similares previos a este último fueron promulgados para poner fin al choque entre los poderes ejecutivo y legislativo que obstaculizaba la labor gubernamental así como la acción política y los servicios. No hay que quitar importancia a las razones del último decreto de emir, desde los factores exteriores, las guerras civiles y el terrorismo móvil, a la creciente lucha sectaria en la zona, que tienen un reflejo negativo en las sociedades árabes, también en la kuwaití. La vuelta del diálogo y del debate al Parlamento es la mejor vía para adoptar posturas comunes ante los desafíos que son muchos debido a los factores políticos externos, las luchas de las potencias regionales y de las superpotencias, los factores económicos derivados de los bajos precios del crudo. Trasladar los conflictos y los debates de la calle a las instituciones constitucionales es la única manera de impedir que prenda en el país el fuego que le rodea por todos los flancos.
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Caricatura de Mohamed Zalab para Al Watan
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