Alsir Sayed Ahmad
Al Safir, 09/12/2016
Sudán consume más de lo que produce y el gobierno va a adoptar políticas para reflotar la libra y que los bancos puedan resistir ante el dólar del mercado negro. Con ello el gobierno de Jartum intenta contener las consecuencias de la secesión del sur y las pérdidas de petróleo, aunque esas medidas empeoran el nivel de vida de los sudaneses y generan tensiones. No obstante, los problemas del país son, además de la falta de producción, el bloqueo impuesto por los países occidentales y la falta de seguridad y de estabilidad en Darfur, el Nilo Azul y Kordofán del Sur.
LA POLÍTICA, NO LA ECONOMÍA.
El elemento esencial del problema económico de Sudán tiene razones políticas. Hay una desestabilidad de la seguridad en las provincias de Darfur y en las zonas del Nilo Azul y de Kordofán del Sur, lo que implica gastos militares y de seguridad. Además está el bloqueo económico de EE.UU. sobre el país que proyecta su sombra incluso en las transacciones bancarias. Muchos bancos, incluso regionales, temen tener tratos con Sudán por miedo a que a ellos también les afecten las sanciones estadounidenses, sin olvidar la deteriorada relación política de Jartum con los Estados occidentales en general y con los organismos internacionales lo que ha cerrado al país acceso a las vías de financiación para contar con algunos recursos.
Las últimas medidas económicas fueron adoptadas tras la suspensión de la experiencia del diálogo político que se ha extendido a lo largo de cerca de dos años y que terminó el mes pasado con una serie de recomendaciones que podrían abrir la puerta hacia cierta distensión, una ampliación del margen de libertad y la formación de un gobierno que dé cabida a más facciones políticas garantizando una mayor base de gobierno. Pero esas medidas fueron adoptadas como si el gobierno quisiera lanzar un mensaje: que lo primero es conseguir lo que quiere antes de pagar cualquier precio político. Y por eso fueron en aumento las voces que pedían que se suspendiera la ejecución de esas medidas económicas: para salvar la vertiente política de las recomendaciones del diálogo. Pero eso de momento parece inalcanzable, al menos ahora, con la consiguiente vuelta a la congestión política. El gobierno podría suavizar esa congestión formando un nuevo gobierno, o tal vez añadiendo nuevos miembros designados al actual parlamento, una decisión que puede o no generar cierta distensión aunque lo cierto es que la crisis política con sus titulares económicos y sociales sigue ahí hasta nuevo aviso.
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Viñeta de Alaa al Lagta para Al Arabi al Yadid
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