Imagen de Claude Truong-Ngoc (Wikimedia Commons)
Al Arabi al Yadid, 06/12/2016
Ali Anuzla
El escritor franco-marroquí Taher Benyelún ha manifestado que la mayoría de los marroquíes votaron por un partido islamista retrógrado, reaccionario, racista y homófobo porque no tienen estudios y desconocen los valores de la verdadera democracia. El escritor, laureado con el premio Goncourt (el galardón más importante de la literatura francesa), habló en un encuentro académico en Francia (…) añadió que “los islamistas en Marruecos frenan toda evolución y todo progreso en el país (…)” pero también reconoció que las elecciones fueron transparentes, que no hubo fraude “como en la era de Hasán II cuando los resultados se conocían de antemano”.
Por islamistas se refiere al PJD que ha ganado las elecciones en 2011, 2015 y 2016, y al que en los últimos comicios votaron 1,6 millones de hombres y mujeres marroquíes, según cifras oficiales, y más de 1,8 millones según datos del partido, unas “personas sin estudios” que «desconocen el verdadero sentido de la democracia», según Benyelún.
Lamentablemente, el escritor marroquí habló con mucha superioridad y mucho desprecio hacia sus paisanos en un debate celebrado en Francia al que mayoritariamente asistieron franceses. Si millón y medio o más de electores marroquíes retrasados y reaccionarios no entienden qué significa la democracia, ¿los tres millones de electores restantes que dieron sus votos a seudopartidos creados y patrocinados por el poder, son demócratas, progresistas y evolucionados? ¿ Y qué pasa con los 20 millones de marroquíes que no participan en las elecciones entre los que hay gente que boicotea el proceso por razones políticas, gente que difiere por razones personales y quienes han perdido la confianza en la política, en las elecciones y en la democracia a la marroquí? ¿Dónde mete a todos estos este escritor marroquí internacional?
A Benyelún los intelectuales y escritores de su generación le llaman “el francotirador” porque sabe lo que le conviene y qué le piden los lectores occidentales. Sus libros, clasificados como literatura “exótica”, ofrecen a Occidente un Marruecos retrasado cuya sociedad legendaria está dominada por los ritos de la magia y la hechicería, que desprecia y margina a la mujer, que cree en las leyendas y venera las tumbas de los santos… una sociedad levantada sobre la hipocresía en la que reina el racismo y donde las creencias religiosas pueden a la razón. En los últimos años, con la aparición de nuevos temas en la bolsa del debate público en Marruecos como el racismo o la homofobia, los escritos de este gran autor marroquí rebosan de todo aquello que demuestra la doblez ( y la hipocresía) de las sociedades árabes (…). Sus últimas declaraciones sobre el retraso y el racismo de los islamistas, sobre la falta de conciencia y la ignorancia del pueblo marroquí de los valores democráticos, entran dentro de esa ley de la oferta y la demanda. Parece que la crítica del islam del islam y de los islamistas, y la ignorancia de los Estados que profesan esa religión, encabezan la lista de temas que mejor responden a los instintos del lector occidental (…)
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