Al Arab, 26/03/2020
Damasco. El pasado miércoles 25 de marzo, organizaciones de derechos humanos advirtieron de una posible catástrofe en caso de que el coronavirus se propague en las cárceles sirias, donde el hacinamiento y la ausencia de servicios médicos exponen la vida de decenas de miles de personas a un riesgo inminente.
En palabras de Diana Samaan, investigadora de Amnistía Internacional, “si el virus se propaga por comisarías o cárceles civiles (…) habrá una gran catástrofe humanitaria”. quien añade: “en los últimos nueve años ha quedado claro que las fuerzas de seguridad y los responsables de las comisarías no garantizan ningún tipo de asistencia médica para enfermedades mucho más sencillas que el coronavirus”.
En las cárceles y los centros de detención del régimen sirio hay decenas de miles de personas, muchas de ellas detenidas por participar en las manifestaciones de protesta, o por opiniones políticas opuestas al régimen, según organizaciones de derechos humanos. A menudo son encerrados en celdas estrechas y abarrotadas que suponen un ambiente idóneo para la propagación de enfermedades, y se les niega la alimentación, la asistencia sanitaria y la ventilación necesarias.
Los temores por el futuro de presos y detenidos se agudizaron el pasado miércoles debido al aumento del número de infectados por el COVID-19 a tres casos, en medio del miedo a la fragilidad de un sistema sanitario agotado por nueve años de guerra a lo que añadir la destrucción de hospitales, el desplazamiento de profesionales sanitarios y la falta de equipamiento. Los investigadores han advertido que “una sola infección de coronavirus en los centros de detención sería catastrófica; no solo porque el virus es altamente contagioso y mortal en algunos casos, sino también porque el gobierno sirio ha torturado y maltratado a los detenidos lo que los ha hecho más vulnerables” al riesgo de propagación del virus. Durante años han sido documentadas las vejaciones en los centros de detención y las cárceles, incluidas torturas, ejecuciones, y ejecuciones extrajudiciales, así como el hambre, los malos tratos y la falta de servicios, especialmente de servicios médicos, lo que se ha cobrado miles de vidas.
Samaan, de Amnistía Internacional, recuerda que “el gobierno sirio tiene el deber de proporcionar a los prisioneros el tratamiento necesario para combatir las enfermedades, incluido el coronavirus”.
El pasado lunes 23 de marzo, 43 organizaciones de derechos humanos y grupos de opositores sirios pidieron a las autoridades, en una declaración conjunta, “la liberación inmediata de los presos y los detenidos por causas políticas y de derechos humanos, y el cese de las detenciones” para evitar la propagación del virus. Esas organizaciones, entre las que se encuentra el Centro Sirio de Medios de Comunicación y Libertad de Expresión, pedían a la Organización Mundial de la Salud y al Comité Internacional de la Cruz Roja que “presionasen urgentemente para que poder desempeñar su papel en la mejora de las condiciones sanitarias en los centros de detención y visitar a los presos de manera urgente”.
El enviado especial de las Naciones Unidas en Siria, Geir Pedersen, pidió el pasado martes 24 “que se liberase a un gran número de detenidos y secuestrados, se permitiera de forma inmediata a las organizaciones de derechos humanos visitar los centros de detención por razones humanitarias (…) y que se garantizara la asistencia sanitaria y medidas preventivas en todos los centros de detención”.
Estas peticiones se produjeron después de que Bashar al Asad concediera el pasado 22 de marzo una amnistía general que incluía la reducción de la condena de una gran cantidad de presos, aunque sin aclarar el número exacto de los que se beneficiarían de esa medida que también contemplaba “la amnistía general para todos los condenados a penas perpetuas o temporales, para cualquier enfermo terminal e incurable, y para los condenados cuya sentencia sea firme y hayan alcanzado los setenta años de edad”. El auxiliar del Ministro de Justicia, el juez Nizar Sadaqni, aclaró a la televisión siria que “la reducción del hacinamiento en las cárceles es un objetivo fundamental” del decreto de amnistía, después de que el coronavirus se haya convertido en pandemia.
Los temores también se extienden, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, a cientos de detenidos en las cárceles de Hayat Tahrir al Sham (antes conocido como Frente Al Nusra) en el noroeste del país, los detenidos por las facciones leales a Ankara en el norte, y los miles de combatientes del grupo terrorista Daesh retenidos por las Fuerzas Democráticas Sirias en el noreste del país.
Viñeta de Emad Hayyach para Al Arabi al Yadid
Traducido del árabe por Luis Serrano Lora en el marco de un programa de colaboración de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada y la Fundación Al Fanar.
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