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La organización del Estado Islámico de Iraq y Al Sham está siendo víctima de la decisión saudí-estadounidense de deshacerse del grupo y de preparar al Frente Islámico como alternativa definitiva al Ejército Libre. En las últimas horas el Estado Islámico ha perdido el control de la mayoría de las zonas del norte de Siria. El ataque contra la organización lo está ejecutando una coalición de diversas facciones, desde el Frente Islámico al Frente de los Revolucionarios de Siria, dirigida por los hombres de Arabia Saudí en Siria: Zahrán Alush y Yamal Maaruf. Los combatientes del Estado Islámico han retrocedido ante este ataque coordinado con el Frente Islámico en sus posiciones en Atmeh y Al Dana, dos poblaciones estratégicas en Idlib, y han abandonado sus posiciones en Sarmada, cerca de la frontera turca. Además los combatientes del Frente Islámico les han expulsado del paso vital de Bab al Haua que atraviesan los convoyes de combatientes extranjeros, el suministro occidental y las armas saudíes. El Estado Islámico también ha abandonado los alrededores de ese paso.

Los estadounidenses han logrado con éxito hacer estallar un gran frente de combate entre los yihadistas presentes en Siria y se han decantado por apoyar a «quienes hacen un llamamiento a la yihad únicamente en Siria» en contra de la tendencia yihadista regional e internacional que representa el Estado Islámico. El ataque del Frente Islámico y del Frente de los Revolucionarios de Siria contra el Estado Islámico en el norte de Siria coincide con un contraataque al grupo lanzado por el Ejército iraquí y los revolucionarios de las tribus que cuenta con un claro respaldo (más claro que en el caso sirio) de EE. UU. John Kerry, titular de Exteriores estadounidense, afirmó desde Jerusalén, antes de viajar a Riad para entrevistarse con el monarca saudí y con su homólogo saudí, que «esta batalla no se limita solo a Iraq; la lucha en Siria es parte de lo que desestabiliza la zona, y esa es la batalla que al final hay que ganar». En una rueda de prensa conjunta con Saud al Faisal, ministro de Exteriores saudí, Kerry, quien se entrevistará el 13 de enero en París con su homólogo ruso, dijo que Irán desempeñará un papel pero no tendrá plena participación en la conferencia de Ginebra 2 cuya celebración está prevista el 22 de enero. La semana pasada Kerry, a través de un comunicado hecho público por la Embajada de EE. UU. en Bagdad, elogiaba que los países vecinos de Iraq y Siria no estuvieran permitiendo que armas y combatientes atravesaran sus territorios.

Los preparativos de EE. UU. y Arabia Saudí para sustituir al Ejército Libre por el Frente Islámico comenzaron hace semanas, cuando el embajador Robert Ford intentó en Antioquía, en encuentros celebrados con el primer mando de Ahrar al Sham, Suqur al Sham y el Batallón Al Tawid así como con los mandos más destacados del Frente Islámico, convencer a esos grupos de volver al redil del Estado Mayor del Ejército Libre, de cuya sede y almacenes cercanos al paso del Bab al Haua se habían apoderado, y de incorporarse al proceso político en Ginebra. Los servicios secretos saudíes dirigieron una reunión celebrada el pasado mes de diciembre en La Meca a la que asistieron los predicadores salafistas Mohamed al Arifi, Saad al Barik, Saad al Muhaimid y Naser al Amr. Este grupo de predicadores es conocido por su apoyo a las fuerzas de Al Sahua contra la organización Al Qaeda en Iraq. De esa reunión no surgieron fatuas contra el Estado Islámico de Iraq y Al Sham pero sí preparó el terreno para combatir a este grupo.

La Coalición Nacional Siria, que ha reelegido a Ahmad Yabra como presidente otros seis meses, ha dado espaldarazo político a la actual operación militar acusando al Estado Islámico de ser un producto y un aliado del régimen sirio. De triunfar esta operación militar que está ejecutando el Frente Islámico, los estadounidenses podrán adelantarse a la celebración de Ginebra sobrevalorando al ala yihadista internacionalista en Siria y convirtiendo a quienes la combaten en una parte aceptada en el proceso político siempre y cuando se mantenga en sus límites: ayudar a EE. UU. si les necesita en un ataque contra Siria y no ser una amenaza para sus intereses regionales.

De todos modos no es seguro que la alianza salafista-yihadista que representa el Frente Islámico junto al Frente de los Revolucionarios de Siria vaya a conseguir una victoria rápida sobre el Estado Islámico por razones principalmente militares. A pesar de las pérdidas que ha sufrido el grupo en el norte de Siria, sigue controlando las principales rutas de suministro en el este del país, desde Raqa y Deir Zur hasta Al Anbar en Iraq, donde conserva bases importantes y un ejército de combatientes llegados de Arabia Saudí, Jordania y el Norte de África.

La batalla de Al Anbar en Iraq y la del norte de Siria parecen el escenario de una amplia operación militar y en esos dos frentes el resultado de la contienda estará determinado por lo que suceda en el otro. El Estado Islámico sigue a nivel militar la estrategia de evitar la confrontación siempre que sea posible para que no se amplíe el combate y de ahí su retirada de sedes cercadas en Alepo que ha entregado al Frente Islámico, lo que compensa con una guerra de coches bomba y emboscadas. Y, además, ha logrado volver a reunir a sus combatientes en Alepo y puede enviar refuerzos para llevar a cabo operaciones en la zona. Lo importante es que el Estado Islámico amenaza con apostar por aquello de «si caigo yo, arrastraré a mis enemigos» y la balanza en Alepo y alrededores podría decantarse a favor del régimen sirio si prosigue el ataque del Frente Islámico ya que, el Estado Islámico amenaza con retirarse de varias posiciones de Alepo.

Otros problemas intrincados relativos a la yihad siria podrían impedir una victoria directa sobre el Estado Islámico. El cruce de más de 10.000 yihadistas «inmigrantes» árabes y no árabes en las secciones del Frente Islámico y del Estado Islámico impedirá que estos combatan unos contra otros hasta el último momento. El comandante de la facción Ahrar al Sham, Abu Abdalá al Hamaui, emitió una fatua que legitima el asesinato de quien se sobrepase con alguna mujer «inmigrante» después de que la Brigada de los Mártires de Siria hiciera prisioneras a mujeres y familiares de los combatientes del Estado Islámico y después del asesinato del emir de Yund al Aqsa, Abu Abdelaziz al Qatari. La polémica sobre el asesinato de los llamados combatientes inmigrantes confirma el papel central de estos a la hora de alimentar a la yihad siria con lo mejor de sus mandos y de sus combatientes. La facción Ahrar al Sham y el Frente Islámico han detenido a combatientes de la facción Suqur al Ezz, una brigada que sobre todo capta a combatientes saudíes y que dirige Saqr al Ezz al Saudi, conocido por su brutalidad en las batallas de los alrededores de Latakia y por el papel que ha desempeñado en las matanzas que se han cometido en pueblos alauíes. El Estado Islámico acusa al Frente Islámico de querer acabar con esos «inmigrantes» y los combatientes del frente se defienden diciendo que atacan a quienes han tomado la iniciativa de atacarles a ellos sea cual sea su procedencia.

El combate entre yihadistas y el claro apoyo estadounidense junto a la coalición del Frente Islámico plantea el tema de la postura del Frente al Nusra que hasta ahora ha optado por la neutralidad, teniendo en cuenta que este frente, y no el Estado Islámico, es el principal representante de Al Qaeda y de su líder, Aiman al Dauahiri, y de la yihad internacional en Siria. El grupo de Abu Mohamed al Golani ha optado por mantenerse al margen de la batalla de sus hermanos en la yihad y por limitarse a mediar entre combatientes  y la entrega de las sedes y armas del Estado Islámico. Todo ello le garantiza su extensión en Siria si cesa el combate. Pero Al Golani y el Consejo Consultivo (Shura) de Al Nusra no podrán mantener mucho tiempo la neutralidad porque corren el riesgo de que el frente quede dividido entre el Estado Islámico y el Frente Islámico. Algunos mandos del Frente Al Nusra como Sultán Ben Aisa al Ataui o Abu Hasán al Kuwaiti han manifestado su apoyo implícito al ataque contra el Estado Islámico, aunque Abu Sami al Uaili, uno de los emires de este grupo, dice haber recibido un mensaje de respaldo de un responsable de alto nivel del Frente Al Nusra.

 

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