Munir al Rabía
Al Mudun, 16/12/2019
El terrorífico panorama de las calles y plazas de Beirut durante dos noches consecutivas, antes de la consulta parlamentaria, materializa la realidad surrealista que une a las fuerzas del poder que hacen la vista gorda a sus diferencias para hacer frente a la población sobre el terreno. El daño de lo que está sucediendo en Beirut para el Estado y sus instituciones, para la gente y sus movilizaciones y demandas, es el resultado de una política de comedia negra, más cercana a la ficción que a la realidad, aunque lamentablemente materialice una situación amarga toda ella. Lo más peligroso son las consignas sectarias y regionales que han coreado en el centro de la capital jóvenes de Trípoli y del norte del país y grupos de la trinchera profunda. Como si el lema “chía, chía, chía” para provocar a otros grupos sectarios hubiera funcionado despertando la tensión sectaria, que es lo que querían las fuerzas del poder para desviar la revuelta de su cauce para politizarla y sectarizarla.
Viñeta de Emad Hayyach para Al Arabi al Yadid
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