Ammar al Sawwad
Rassef22, 10/01/2019
La última escalada se produce en un momento de continuidad del hirak iraquí y en una confusa situación política en la que el poder oficial ha demostrado su debilidad ante el poder en la sombra que dirigen las milicias.
En Iraq se ha asesinado a los manifestantes quienes han sido atacados de forma coordinada. Las autoridades han participado de forma directa en la represión de los iraquíes, en el asesinato de manifestantes y el mejor ejemplo de ello es que ha sido la institución militar la que ha ejecutado esas muertes. Y al mismo tiempo ese poder oficial se ha mostrado en su momento más bajo frente a las repercusiones de la guerra irano-estadounidense sobre el terreno desde el bombardeo del campamento militar K1 (…)
La fuerza del hirak popular y la debilidad del poder oficial han sido dos factores esenciales en las últimas evoluciones que han movido el papel externo de forma decisiva. EE.UU. era consciente de que el régimen iraní estaba viviendo días difíciles en Iraq, de que había perdido su prestigio debido al hirak, de que quien controlaba los hilos del juego no era el gobierno sino las milicias, sobre todo después de que el primer ministro Adel Abdelmahdi fuese obligado a presentar su dimisión. Y entonces intervino golpeando con una fuerza y una violencia que han provocado un seísmo sin precedentes en la historia de los enfrentamientos entre Washington y su principal rival regional.
Viñeta de Amyad Rasmi para Al Sharq al Awsat
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