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Randa Taquieddín

Al Hayat, 15/06/2016

La lista de las malas acciones de Hezbolá en Líbano es larga y sus resultados trágicos para el país. Si nos detenemos en esas acciones observaremos que arrastran al país a una incertidumbre trágica como si desearan un suicidio colectivo de la nación. La gran desgracia es obligar a un sector de los chiíes libaneses a ir a combatir a Siria para proteger a un régimen represivo que asesina a su pueblo. Los jóvenes libaneses se sacrifican porque el señor Hasán Nasralá así lo ordena transformando la resistencia contra Israel en un asesinato de jóvenes, a partir de las directrices que da su patrocinador, o sea, Irán.

(…). Desde hace dos años Hezbolá está llevando a Líbano al peligro al mantenerlo en un vacío institucional. No hay presidente de la República porque Hezbolá prohíbe a sus diputados y a sus partidarios que completen el quórum para que haya elecciones presidenciales mientras la situación en Siria siga como está. Pero la política de Hezbolá no se conforma con la obstaculización política sino que ha optado por el sabotaje económico. Los ataques verbales de Hezbolá a los países del Golfo y el control del partido sobre las instalaciones del país son la razón del boicot de esos países, aunque Líbano tenga una necesidad imperiosa de ese turismo esencial para el país, un sector que ha sufrido una degradación dolorosa que ha agravado los problemas del desempleo y la pobreza. El lenguaje hostil de Nasralá ha provocado la expulsión de trabajadores libaneses en los países del Golfo con la consiguiente caída de las remesas que envían al país y que contribuían a aumentar el capital que Líbano necesita. Además, esos ataques y amenazas y ese intento de dominar todos los sectores provocó que el Ejército libanés se quede sin una ayuda económica saudí de 3.000 millones de euros para equipar con moderna tecnología francesa a un ejército que sigue siendo eficaz, que sigue resistiendo pese a la coyuntura regional.

Y ahora Hezbolá ataca a la principal institución de Líbano, el Banco Central, y a su gobernador, Riad Salame, que ha conseguido preservar la estabilidad económica del país en una coyuntura regional e interna grave y peligrosa (…). Salame no tiene otra opción que ejecutar la ley estadounidense que protege al sector bancario libanés, columna vertebral del país. ¿No ha oído el señor Nasralá que el BNP Paribas, pagó una multa de 8.000 millones de euros por violar esa ley estadounidense y tratar con Irán?

(…)

Viñeta de Yaser Ahmad

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