Mohamed Barhume
La crisis política actual de Iraq que protagonizan las presiones de Muqatada al Sáder y su amplia corriente popular sobre el gobierno de Haidar al Abadi, refleja una falta de visión política clara de todas las partes, de chiíes, suníes y kurdos. La protesta de Al Sáder dentro de la Zona Verde demuestra que la unidad contra el Daesh es insuficiente para esconder la lucha política chií-chií que protagonizan la corriente de Al Sáder y la corriente de Emmar al Hakim contra la “gran cuota” que le fue concedida al partido de Al Dawa a cuyo mando sigue el ex primer ministro Nuri al Maliki. Los grupos chiíes consideran que el reparto de cuotas está desequilibrado lo que ha dado lugar a una hegemonía injusta de Al Dawa sobre las decisiones políticas y una marginación del resto. Y por esto se protesta a través de la denuncia de la corrupción política, económica y administrativa, del clientelismo político, de la falta de servicios públicos y del aumento de la diferencia entre la élite que gobierna y el pueblo. Todos estos problemas puede que hayan sido la razón por la que Zalmay Khalilzad, un diplomático de alto nivel que fue embajador de Washington en Iraq, ha declarado que “EE. UU. no perdió Iraq a favor de Irán” (…).
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Viñeta de Bassam Farch para el diario iraquí Al Mada
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