Taufiq Rabahi
Al Quds al Arabi, 13/12/2016
Preámbulo necesario para los lectores no argelinos: Mohamed Tamalt era un joven periodista y bloguero argelino que se hizo famoso por criticar duramente a los símbolos del Estado argelino y a sus esposas e hijos, y también a periodistas, intelectuales y empresarios que se mueven en la esfera del régimen.
Tamalt vivía en Londres desde hacía más de diez años. Se había hecho conocido por ser molesto para todo el mundo y en todas las direcciones. El pasado verano cayó en la trampa y entró en Argelia, donde fue detenido y juzgado a una pena de cárcel y al pago de una multa. Tamalt protestó por la sentencia declarándose en huelga de hambre en prisión, una huelga que duró más de tres meses y que terminó con su muerte en uno de los hospitales de la capital argelina anteayer por la mañana como consecuencia de la tortura física y psicológica y del maltrato recibido.
La Administración Penitenciaria se precipitó a emitir un comunicado a modo de fea disculpa. Y aunque esa administración no es la principal culpable de lo sucedido, pese al pecado que recae sobre ella por haber sido testigo del escándalo y sus instalaciones escenario del mismo. En ese comunicado decía que el fallecido no había muerto como consecuencia de la huelga de hambre sino por una infección pulmonar repentina.
No pretendo hacer ver que un día fui amigo o aliado del fallecido, y era más lo que nos separaba que lo que nos unía y discrepamos desde nuestro primer encuentro en la sede de Al Quds al Arabi cuando él acababa de llegar a Londres (…). Cuando leía lo que escribía o escuchaba lo que grababa temía por él, por su radicalismo y su testarudez. Lo veía como a un hombre con los ojos cerrados disparando hacia una gran multitud, y pensaba que era solo una cuestión de tiempo que me atacara como había atacado a los demás. Cuando fue detenido en Argelia el verano pasado participé con otros compañeros y amigos en un encuentro sobre él donde la mayoría dijo que el hombre no tenía amigos ni aliados y un amigo dijo sentir lo que le había pasado pero también sentir vergüenza de defenderlo. Pero a pesar de todo, no debería haber tenido este final. Mohamed Tamalt ha sido asesinado y los responsables son Butefliqa y el presidente del gobierno. Condeno sin dilación este crimen y pido que se exijan cuentas a quien lo planeó, a quien lo ejecutó y a quien tuvo la posibilidad de hacer algo para impedirlo. Es una vergüenza lo que le ha sucedido a este hombre en un país como Argelia y en el año 2016. Matarle con ese odio y esa brutalidad es una humillación para el país y para los argelinos. Nadie merece un final así de lamentable. La Justicia debe ser equitativa y transparente y el Estado compasivo incluso con los ciudadanos más locos.
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Imagen de ANHRI
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