Nureddín Bekkis (investigador politólogo, Universidad de Argel)
Al Yazira, 20/02/2020
Hoy, después de que el poder haya zanjado la situación de forma parcial a nivel político, nos encontramos ante un panorama más claro en el que hay más predisposición a la acción política conjunta, tras un periodo de acción política reticente y boicoteadora.
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Si bien es cierto que el hirak no ha conseguido apropiarse de las herramientas del cambio dentro del régimen para libertar a poderes e instituciones, sí que ha conseguido, y con matrícula de honor, activar y usar las herramientas del cambio fuera del régimen empezando por la calle argelina, la psicología del ciudadano, las redes sociales, etcétera.
Tal vez el mayor logro del hirak haya sido provocar la fractura del régimen en un momento de confusión de las elites gobernantes, que discreparon sobre la manera de abordad las movilizaciones. Fue el choque interno de las distintas alas del régimen lo que provocó el desequilibrio del poder que se materializó en una campaña de detenciones nunca antes vivida en la historia moderna del país.
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El segundo año del hirak no tendrá el peso de su primer año en el que el movimiento se benefició del factor sorpresa, del shock del régimen y de la profunda división dentro de los centros del poder y de la toma de decisiones lo que contribuyó a una fractura relativa de ese régimen. Por eso, el hirak hará frente este segundo año a muchos desafíos, entre los que está la recuperación de la iniciativa por parte del régimen sobre todo tras las elecciones y de que se resuelva el problema de la legitimidad constitucional que permite al régimen contener al hirak y absorber parte de particulares y asociaciones que lo conforman.
Viñeta de Yamal Lounis
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