Amer Mohsen
Al Ajbar, 18/10/2018
«Llamé de inmediato al heredero al trono saudí que negó por completo estar al corriente de lo que había sucedido en el Consulado» Donald Trump
Sobre Jashogui
Para quienes conocen la lengua de la diplomacia, las declaraciones estadounidenses de los días posteriores a la desaparición de Jashogui apuntaban a algo que era obvio: que los servicios secretos (turcos y estadounidenses) tenían todos los datos de lo que había sucedido en el Consulado, que sabían que Jashogui no estaba vivo porque de lo contrario los responsables americanos no habrían hablado con conocimiento de causa y habrían esperado a que se aclararan las cosas.
Varias son las teorías sobre las razones del régimen saudí para deshacerse de este hombre y que ha resumido el escritor británico John R. Bradley, quien trabajó junto a Jashogui en los medios de comunicación saudíes y lo conoció personalmente. Hay una versión que apunta a que Ben Salmán estaba “enfadado” con el escritor disidente porque pocas semanas antes le había hecho una oferta personalmente para reconciliarse con él y que regresara al país, a lo que Jashogui se negó (¿quién se lo echaría en cara ahora?) y entonces el régimen lo malquiso. Esta versión es la más floja si se tiene en cuenta lo que dice Bradley, según el cual Jashogui tenía datos que podrían poner en un aprieto a Arabia Saudí por su relación con Al Qaeda y los atentados del 11-S. El escritor británico nos recuerda que Jashogui fue asesor y ayudante del jefe de los servicios secretos saudíes, Turki al Faisal, y su misión en concreto era coordinar relación con Al Qaeda y Osama Ben Laden, e intentar una reconciliación con el régimen, y por ello Jashogui podría tener bajo custodio secretos y pruebas que pueden proteger a una persona o llevara a la muerte por asesinato (como se sabe, Turki al Faisal dimitió de su cargo en los servicios secretos días antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001).
La tercera versión es la contraria, y dice que Jashogui habría trabajado con los servicios secretos estadounidenses, y hay de hecho factores que apuntan a un “trato de favor” por parte del gobierno de Washington, como la obtención de forma fácil y rápida de un visado de residencia que suele concederse a especialistas en su campo del mundo de las ciencias y las artes, y no a los escritores de columnas en periódicos. Bradley, y no solo él, apunta a un plan respaldado por círculos del gobierno estadounidenses para “modernizar” el régimen saudí y sustituir la monarquía absoluta por un régimen de gobierno más representativo que abriera a la puerta a corrientes nuevas (entre ellas la de los Hermanos Musulmanes) para que participaran del gobierno; Jashogui sería candidato a desempeñar un papel en ese proyecto.
Para Bradley el “punto delicado” fue el momento en el que el periodista saudí fundó en EE.UU un partido político llamado “Democracia en el Mundo Árabe Ahora” y el exconsejero saudí se convirtió en un opositor público que dirigía un partido que pretendía empoderar a los enemigos del trono saudí, más concretamente a los Hermanos Musulmanes, en el mundo árabe pero con presencia, financiación y base en Estados Unidos, algo a lo que temía el régimen saudí y no quería que se hiciera un realidad con una fachada como la de Jashogui.
(…)
Viñeta de Osama Hayyach para Al Arabi al Yadid
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