El pasado 2 de octubre, el periodista Yamal Jashogui desaparecía del Consulado de Arabia Saudí en Estambul a donde había acudido a realizar unos trámites administrativos.
Jashogui trabajó durante la mayor parte de su carrera en medios afines al régimen saudí como el diario Okaz, Al Madina, Al Sharq al Awsat, Al Hayat, Al Arabiya, entre otros, y en 2003 fue editor del diario saudí Al Watan, más afín a una línea política progresista, cargo del que fue destituido por las propias autoridades saudíes en menos de dos meses.
En 2017 abandonó su país por supuestas presiones de las autoridades de Riad, y se instaló en EE.UU desde donde colaboraba con el diario The Washington Post.
En una prensa árabe donde los medios con mayor capital y, por lo tanto, más alcance, están cada vez más polarizados en torno a grandes ejes geopolíticos, hemos hecho una selección de aquellos artículos de opinión que intentan esclarecer las razones de esa desaparición y analizar posibles consecuencias desde diferentes prismas a partir de los cuales el lector español puede formarse su propia opinión.
Los extractos que les ofrecemos traducidos van acompañados de varias viñetas sobre este suceso publicadas en medios árabes.
(Viñeta de Emad Hayyach para Al Arabi al Yadid)
La desaparición de Jashogui: un caso sensible abierto a varios escenarios
Said al Hach (escritor e investigador en temas turcos)
Al Yazira, 12/10/2018
En solo unos días el caso del conocido periodista saudí Yamal Jashogui ha pasado a convertirse en un tema de opinión pública por excelencia y en un foco de interés internacional que abre la puerta a un sinfín de preguntas y a varios escenarios sobre lo sucedido, las razones por las que ha sucedido y sus repercusiones.
Lo que se ha confirmado hasta ahora es que Yamal Jashogui entró con normalidad en el Consulado de Arabia Saudí de Estambul el martes 2 de octubre pero no salió de allí del mismo modo, lo que significa que el Consulado es responsable total o parcial de su paradero al margen de si el periodista desapareció, fue secuestrado o asesinado.
El caso Jashogui ha captado la atención de las autoridades turcas y de sus líderes políticos, con Erdogán a la cabeza, quien sigue todos los detalles paso a paso dada la importancia y la sensibilidad del tema.
Ankara considera que lo sucedido con Jashogui es grave y por lo tanto requiere un seguimiento minucioso, y se compromete a “revelar la verdad al mundo entero” según declaraciones del propio Erdogán.
Se trata de un caso importante y sensible para Turquía por varios factores; en primer lugar por razones humanitarias que tienen que ver con la desaparición o secuestro o asesinato de una persona; en segundo lugar por la importancia de Jashogui, una periodista conocido a nivel internacional que además mantenía una estrecha relación con la élite turca y el proyecto de casarse con una ciudadana de este país; y en tercer lugar porque este caso afecta a la soberanía turca y al prestigio del país y de su seguridad, amén de que lo sucedido supone una violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.
(…)
Cabe señalar que hasta el momento Arabia Saudí no ha dado una versión completa de la desaparición de Jashogui pese al apuro en el que se encuentra, limitándose a decir que el periodista abandonó el Consulado aunque no puede demostrar tal hecho, lo que aumenta las sospechas sobre el papel desempeñado por esa institución en lo sucedido. El hecho de que se permitiera el acceso al Consulado y el registro del mismo –lo que sucedió de forma oficial más tarde- o que se invitara a los medios de comunicación a que entraran y dieran una vuelta por el Consulado, solamente confirma que Jashogui no estaba en el edificio en ese momento, pero no esclarece lo que sucedió el día de su desaparición ni cómo salió de allí ese mismo día o posteriormente; lo que posee Riad -y no ha ofrecido o no ha podido ofrecer hasta ahora- es la grabación de las cámaras del interior del Consulado que demuestran que salió de allí de forma normal como había entrado, y que sería suficiente para exculpar a esta institución.
(….)
Lo que está previsto o parece lógico es que Ankara ofrezca la versión oficial de lo sucedido para confirmar o negar la responsabilidad de diversos frentes del caso en lo que le sucedió al periodista, además de intentar esclarecer su paradero. Lo más probable es que Turquía no acuse directamente a los mandatarios saudíes, pero el hecho de que estos últimos no puedan escapar de la responsabilidad del Consulado los sitúa de forma automática en el centro de las acusaciones, lo que de seguro traerá cola.
(Viñeta de Fahd al Bahadi para Al Arabi al Yadid)
La desaparición de Jashogui: dos Estados en aprietos
Abdalá al Sennawy (periodista egipcio)
Al Ajbar, 11/10/2018
Una semana después de la desaparición de Jashogui la Administración estadounidense –su presidente, su vicepresidente y su Ministerio de Exteriores- ha puesto de manifiesto su interés en lo sucedido y han sido continuos los comentarios oficiales de Naciones Unidas y hasta de grandes potencias de la Unión Europea en los que se exige una investigación transparente, que se esclarezca el crimen y que se castigue a quienes estén implicados en él. Y así se han encontrado tanto Arabia Saudí como Turquía, a diferentes niveles, en el aprieto de la gestión de una crisis de la que todo el mundo está pendiente (…)
Si suponemos que hubo preparativos previos a la visita de Jashogui al Consulado, es normal que alguien se enterase y tomase una decisión, pero ¿Quién? ¿Y por qué Jashogui? ¿Tan peligroso era como para liquidarlo? No se sabe cómo se acabó con él. Filtraciones y versiones contradictorias vencen a la precisión con la que se debería llevar una investigación. Según una de las hipótesis, habría una tercera parte detrás de lo sucedido que pretendería echar a perder las relaciones turco-saudíes; pero esta hipótesis no convence ya que las relaciones entre los dos países ya eran tensas y esa tensión aumentó cuando se agravó la crisis del Golfo y Ankara tomó partido por Qatar y acogió a los Hermanos Musulmanes en su territorio.
(Viñeta de Jáled al Baih publicada en su página de Facebook)
El asesinato de Jashogui: señales y avisos
Bashar al Laquis (investigador libanés)
Al Ajbar, 15/10/2018
El asesinato de Jashogui: el final de la era del rey Fahd
Muchos fueron las señales y avisos en la vida de Jashogui como muchas han sido las señales de su asesinato. El hombre representó, desde el comienzo de su trabajo como periodista, a un amplio sector de la corriente de los intelectuales de la “identidad saudí” que impuso su presencia desde comienzos de los años ochenta (la era del rey Fahd). El hombre tenía muchos contactos políticos con la élite de la Guardia Nacional saudí y con los señores del Estado profundo de la monarquía saudí.
A nivel cultural, Jashogui estaba a la derecha de la corriente reformista islamista de la Arabia Saudí de los ochenta, dos de cuyos rostros más conocidos fueron los de Safar al Hawali y Salmán al Awda. En esos años, Jashogui se vio influenciado por el yihadismo afgano. Antes había estado cerca de la corriente reformista del movimiento salafista de corte liberal que influyó a los Hermanos Musulmanes egipcios que emigraron a Arabia Saudí. Jashogui tenía una concepción histórica de la política en la historia islámica más cercana a la lógica de Raduán al Sayed y a sus temores del peligro islámico del este (iraní) y hasta sus últimas horas apostó por una alianza saudí-turca contra el Irán “persa” en Siria.
(Viñeta de Osama Hayyach para Al Quds al Arabi)
Las sanciones estadounidenses contra Riad significan un auto-apuñalamiento de Washington
Turki al Dajil (Director general del canal saudí Al Arabiya)
Al Arabiya, 14/10/2018
He leído el comunicado del gobierno saudí en el que responde a las tesis estadounidenses sobre la imposición de sanciones a Arabia Saudí y los datos sobre los bastidores de la toma de decisión saudí cuyo lenguaje va más allá del de ese comunicado y habla de la adopción de más de treinta medidas contra la imposición de sanciones a Riad que apuntan a una catástrofe económica mayor para EE.UU que para la economía saudí.
Si se aplicaran las sanciones estadounidenses contra Arabia Saudí estaríamos ante una tragedia económica que sacudiría el mundo ya que Riad es la capital del combustible, y tocar a Riad afecta a la producción de petróleo por delante de otros asuntos vitales. Y, por ejemplo, Arabia Saudí no cumpliría su compromiso de producción diaria de 7 millones de barriles y medio. Y si el precio de 80 dólares indigna a Trump, nadie descarta que el precio se dispare hasta los cien o doscientos dólares o incluso al doble, ni que el barril cotice en moneda china y no en dólares, y el petróleo es el producto de circulación en dólares más importante en este momento. Esta situación dejaría a todo Oriente Próximo y a todo el mundo islámico en manos de Irán, que sería más cercano a Riad que a EE.UU.
Y esto solo en lo que se refiere al petróleo. Porque Arabia Saudí no es solo un barril de petróleo, sino que lidera el mundo islámico por su posición y su geografía, y podría ser que la estrecha cooperación en materia de datos entre Riad, EE.UU. y los países de Occidente pasará a ser cosa del pasado, después de haber contribuido a proteger a millones de occidentales según testimonian grandes responsables occidentales.
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