El 22 de julio de 1987, el caricaturista palestino Nayi al Ali era asesinado por un desconocido en una calle de la capital inglesa, el lugar en el que terminó sus días después de que todos los países árabes se negaran a concederle asilo político.

 

Handala Imag

 

Con motivo del transcurso de 30 años de su muerte, les ofrecemos con su correspondiente traducción, un vídeo que recuerda las circunstancias de su asesinato y que recoge unas breves declaraciones del artista explicando quién es Handala, el personaje central de su obra.

 

Nayi Ali vídeo

 

TRADUCCIÓN del vídeo:

 

¿Quién mató a Nayi al Ali?

 

Londres, 22 de julio de 1987

 

Un desconocido dispara le dispara en la cabeza al caricaturista árabe palestino Nayi al Ali, que morirá 38 días después.

(“Se para el corazón de Nayi al Ali 5 semanas después de intentarle asesinarlo”, Revista Aud al Nad)

 

Nayi al Ali tenía muchos enemigos

(“No a la normalización de relaciones, y quien quiera matarme, que me mate”, Al Arab, Londres, 03/09/1987)

 

Recibió amenazas de la cúpula de la OLP por criticar sus deseos de paz y la corrupción de responsables, sobre todo tras la publicación de la famosa viñeta Rashida Mahrán (amante de Arafat)

(“Fatah-Al Intifada acusan a Arafat de haber dado órdenes de asesinar a Ali”)

 

Además, su actividad y su efecto mediático inquietaban a los servicios secretos israelíes.

 

Aparecieron tres nombres en el caso:

Bishara Samara del Golán

Ismael Sowán de la localidad de Al Sawahira

Abderrahim Mustafa (de la Fuerza 17)

 

Cuando Sowán fue detenido se supo que había sido un agente del Mosad dentro de la OLP.

 

Posteriormente un interrogatorio a Samara, el agente de rango más elevado en el Mosad, desveló que este aparato estaba como mínimo al tanto de que había intención de asesinar a Nayi al Ali

 

El Mosad se negó a colaborar con la investigación británica lo que provocó el cierre de su oficina en Londres y la expulsión de su director Arie Regev, junto a otros tres israelíes, además de la deportación de Samara.

 

Mientras, la OLP guardó silencio ante las preguntas que surgían y las amenazas a Nayi al Ali que fueron destapadas.

 

No se cumplió el deseo del caricaturista de ser enterrado en el campo de refugiados de Ain Helue, donde fue atacada y retirada una estatua suya en cuanto fue levantada.

 

El expediente de Nayi al Ali se cerró sin que nadie fuera acusado.

 

“(Handala) es expresión de mí mismo, a su manera, con ese pelo; no elegí hacerlo bonito, porque su interior es cálido, tierno… No es un símbolo de mí mismo, sino de todo aquel que tiene una causa”

 

 

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