Artículo de Lurdes Vidal (IEMed) y Pedro Rojo (Fundación Al Fanar), coordinadores del Observatorio de la Islamofobia en los Medios
El británico Darren Osborne fue a Finsbury Park decidido a matar musulmanes y cumplió su cometido. Una víctima mortal y varios heridos son consecuencia de su acto terrorista nacido de la islamofobia que, aunque ciertos sectores la consideraban hasta ahora “fruto de un victimismo exacerbado de los musulmanes”, es una realidad innegable que hay que abordar de forma urgente.
La respuesta pública a los atentados que están golpeando Europa es fundamental para evitar el riesgo de fractura social y polarización en la sociedad europea. En ese sentido, declaraciones de responsables políticos como la primera ministra británica, Theresa May, calificando a la islamofobia como una forma de extremismo son muy positivas. Junto a los gobernantes y políticos, los medios de comunicación van a jugar un papel crucial para no alimentar la islamofobia, que margina a importantes sectores de nuestra sociedad y promueve el discurso racista de extrema derecha y la labor de las redes de captación de yihadistas.
Y es que los crímenes de odio no surgen de la nada. Requieren incitación y normalización. ¿Cómo se radicalizó Osborne? ¿Cuáles son sus motivaciones y parapetos ideológicos? Redes sociales, tabloides pero también medios de referencia están repletos de alusiones a los musulmanes como el “problema”, la “quinta columna” que pone en riesgo “nuestros” valores… La proliferación de este discurso de la otroriedad, de la representación de la comunidad musulmana como un grupo homogéneo vinculado a los radicales violentos, es un gran triunfo para Daesh.
La respuesta calmada de los atropellados frente al terrorista es la mejor muestra de la falsa imagen que se generaliza en los medios sobre los musulmanes como violentos, contrarios al Estado de Derecho, etc. La islamofobia es un peligro real del cual debemos protegernos, y los medios de comunicación son la punta de lanza del combate contra el discurso del odio.
Viñeta de Amyad Rasmi publicada el 1 de julio en el diario Al Sharq al Awsat
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