Jairalá Jairalá (periodista libanés)
Al Arab, 26/10/2016
¿La situación de Líbano es mejor si hay presidente o el país puede esperar? Hay un punto de vista a tener en consideración: la elección del presidente de la República es mejor que seguir con la presidencia vacía, sobre todo si este, con plena voluntad, se somete a determinados controles. Líbano no tiene otra opción para llenar ese vacío presidencial en esta dolorosa etapa cuando todas las demás opciones están agotadas.
Eso es lo que intentó explicar Saad Hariri en su discurso del pasado día 20; fue de veras un discurso hecho desde el corazón por un hombre valiente al que sobre todo le importa la “supervivencia del país”. Hariri habló del “riesgo”, que lo hay, tal vez más aventura qué riesgo. ¿Hay otra opción para salvar lo que sea salvable en la actual coyuntura árabe cuando el mundo ignora lo que está sucediendo en Líbano? (…).
¿No es mejor que Líbano intente recomponerse en lugar de esperar a una nueva administración estadounidense cuyo objetivo único y principal podría ser dejar tranquilo a Irán en Siria a fin de proteger el acuerdo nuclear?
Ante lo que está sucediendo en Oriente Próximo, el presidente libanés debe respetar los acuerdos de Taif y trabajar por la reanimación de la economía, por el proyecto de reconstrucción y la creación de instituciones del Estado, además de mantener al país al margen de lo que pasa en Siria (…). Los acuerdos de Taif no son sagrados, pero no conviene modificarlos a través del “congreso fundacional” del que habló el secretario general de Hezbolá, frente al arma legítima de la milicia confesional que es la bandera de la Guardia Revolucionaria iraní, y cuyo único objetivo es adherir Líbano a Irán, es decir, establecer la tutela iraní sobre Líbano en lugar de la tutela siria. Esto no es un secreto militar. Son innumerables las declaraciones de responsables iraníes que confirman que Líbano está bajo el control total de Hezbolá, es decir, bajo la hegemonía de Irán que es quien tiene la decisión primera y última en el país, y que Beirut es una ciudad iraní en el Mediterráneo.
(…)
Hezbolá ha aceptado por fin cerrar el vacío de poder. Su candidato será presidente de la República. Ha logrado imponer a su candidato, pero Hezbolá, representante de Irán en Líbano ¿quería de verdad un presidente? Lo que sucederá en las próximas semanas cuando Aaún esté en el Palacio de Baabada, ¿ayudará al despegue del país y de su economía?
La decisión tomada por Saad Hariri pone a Hezbolá ante el momento de la verdad. Su secretario general debía llenar el vacío presidencial pero hablando de sacrificio. Y ha considerado que es un sacrificio aceptar a Hariri en el cargo de primer ministro, pese a que la Constitución dice que el presidente de la República debe encargar la formación del gobierno a la persona que obtenga más votos. Parece ser que respetar la carta magna es ahora un sacrificio, que el entendimiento entre el presidente de la República y el presidente del Consejo de Ministros es un sacrificio.
Al margen de lo que sucede en la zona, los libaneses siguen día tras día oponiendo resistencia al proyecto expansionista iraní cuyo blanco es cada uno de esos libaneses, independientemente de cuál sea su secta, su doctrina o la zona a la que pertenece.
Quien es consciente de esta ecuación no tiene dificultad en entender qué razones han llevado a pensar seriamente en cómo llenar el vacío presidencial, en asumir un riesgo necesario que tal vez mantenga al país lejos de la tormenta que azota la región.
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