Jáled Lashhab
Lakum, 08/10/2016
Tras una candente campaña electoral de más de 10 días y de la polémica y reacciones provocadas por el mandato del PJD, el Ministerio del Interior anuncia hoy por la mañana los resultados casi definitivos de la victoria del PJD seguido del PAM. Haremos una lectura rápida de los muchos elementos que han contribuido a este resultado que apuntan a un bajo nivel de participación.
El partido del boicot: una victoria con sabor de espera
Según los resultados electorales oficiales, el índice de participación ha sido del 43%, un porcentaje muy bajo en comparación con el de las elecciones locales y municipales en las que acudió a las urnas un 53% de votantes (…). Al margen de la veracidad de este dato, círculos extraoficiales sostienen que la participación no ha superado el 23%, un dato catastrófico que significa que el 70% de los marroquíes está fuera del juego político en el que supuestamente la mayoría del pueblo debe votar por un proyecto político como en cualquier partido democrático (…). El partido del boicot ha enviado un mensaje que deben estudiar con atención los observadores oficiales e internacionales, que afecta negativamente a la imagen exterior del país con las consecuencias políticas y económicas que eso conlleva. La abstención también es un reflejo de la opinión incomprendida de la mayoría aplastante de los marroquíes, una mayoría que estará sometida a las decisiones de un gobierno que ni siquiera ha elegido, lo que le resta legitimidad democrática.
La victoria incompleta del PJD
Muchos no preveían la victoria del PJD en las elecciones (…) basándose en la idea de que el partido que ha dirigido un gobierno, ha perdido mucho peso político y puede recibir un voto de castigo. El mandato del PJD ha estado marcado por ínfimos datos económicos, una involución en todos los sectores vitales y sociales, y por decisiones my impopulares que hacían prever su derrota.
La baja participación habría beneficiado al partido islamista que cuenta con un bloque fijo de votantes que no se ve afectado ni por rentabilidad del gobierno ni por el discurso político. Además dentro de las ciudades se extiende un conservadurismo religioso que es necesariamente político y que hace que el elector conservador y religioso se incline de forma automática por el PJD.
Al contrario de lo que ha sucedido con el PJD, los expertos preveían una victoria aplastante del PAM basada en el deseo del Estado de ofrecer su proyecto salvador. Todos los indicadores apuntaban en esa dirección, sobre todo los económicos, pero como decíamos antes, la experiencia del PJD no es como la cualquier partido nacional en la democracia, y las cuentas más precisas apuntaban a una victoria del PJD en las ciudades mientras que limitaban el papel del PAM a frenar el avance islamista y a recoger a los votantes del PJD desengañados. El voto del PAM se desplaza hacia los campos y los bastiones anti-islamistas principales en los que se puede predicar con un discurso en contra del islam político o con un discurso socio-cultural, y no hacia las grandes ciudades.
De los partidos tradicionales podemos decir que avanzan hacia su final como indican los resultados del día 7 de octubre (…). Los partidos del bloque nacional sufren grandes fallos estructurales y sus pesadas cúpulas se imponen al propio partido al precio que sea (…).
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Viñeta de Yaser Ahmad para Al Arab
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