En su cuarto año consecutivo de trabajo, el Observatorio de la Islamofobia en los Medios presenta los resultados del seguimiento y análisis de la producción escrita de diversos medios de comunicación de España durante 2020. El objetivo no es otro que seguir ofreciendo una herramienta para dar a conocer buenas y malas prácticas en la cobertura mediática de cuestiones que atañen a la población musulmana del país, así como posibilitar una discusión abierta, con datos sobre la mesa, sobre la presencia de islamofobia en los medios y sobre cómo contribuir a un periodismo inclusivo que dé cuenta con el máximo rigor informativo de un entorno sociocultural diverso y cambiante.
Al igual que en años anteriores, se ha seguido una metodología de análisis cualitativo y cuantitativo de noticias relacionadas con el islam y las/los musulmanes en la versión digital de diversos periódicos (ver metodología en anexos de este informe). En 2020, se han seguido analizando El País y La Razón y, por primera vez, se ha fijado también la atención en dos medios locales: El Faro de Ceuta y Segre. Otra novedad de este año ha sido el análisis de las fuentes de las que se nutren las noticias.
Se han analizado en total 917 informaciones (noticias, entrevistas, opinión…) firmadas por periodistas y colaboradores de los medios e identificadas por incluir los términos que fijamos en nuestra metodología: islam, musulmán/a/s, yihad, yihadismo, yihadista/s, islamismo, islamista/s, islamofobia.
Observar atentamente la evolución de este año permite subrayar de manera muy clara la relevancia que los temas tratados en las noticias tienen en el mayor o menor grado de islamofobia de los contenidos periodísticos. Así, mientras en los primeros nueve meses del año, con una amplia diversidad temática y con la COVID como uno de los temas principales, se constata un bajo nivel de islamofobia en las noticias identificadas y analizadas, el último trimestre vino a dar al traste con esa tendencia coincidiendo con la fuerte entrada de temas de signo negativo. El asesinato del profesor francés Samuel Paty, los atentados de Niza y Viena, el juicio por los atentados de Barcelona y Cambrils, o las detenciones de sospechosos de terrorismo, redujeron el espectro temático y conllevaron un aumento significativo de las piezas informativas que caían en la islamofobia activa (semáforo rojo de la metodología de análisis del Observatorio). A modo de ejemplo, en el último trimestre se registra hasta un 36% de noticias islamófobas en rojo (es decir, islamofobia activa) sobre el total de piezas analizadas, frente al 15% de los primeros seis meses del año.
En relación con los temas tratados, se constata de nuevo que cuando el islam es el tema central de las informaciones, el tratamiento informativo es cuidadoso y respetuoso (solo el 5% de las informaciones en las que el islam es el tema central caen en la islamofobia activa) mientras que cuando no lo es el porcentaje de informaciones islamófobas sube hasta el 28%.
Otra de las cuestiones que el análisis de todo el año indica es que la cercanía del periodista con los sujetos de las informaciones y con las fuentes contribuye a no incurrir en generalizaciones, estigmatizaciones u otras prácticas islamófobas. Lo pone de manifiesto la producción mayoritariamente libre de islamofobia activa de los dos diarios locales que se han analizado este año. Tanto Segre como El Faro de Ceuta consiguen evitar casi de forma completa a lo largo de todo el ejercicio 2020 nuestro semáforo rojo (islamofobia activa). No solo eso, sino que la presencia de islamofobia pasiva (semáforo ámbar) en sus informaciones es igualmente muy baja durante los 12 meses del año. Además, El Faro de Ceuta conseguía algo inédito hasta ahora en las estadísticas de este Observatorio: durante todo el segundo trimestre del año, el 100% de sus noticias identificadas y analizadas estaban libres de cualquier tipo de islamofobia.
La cuestión de la proximidad se pone también de manifiesto cuando observamos atentamente dos hechos más. Por un lado, en la cobertura de asuntos de ámbito internacional los periodistas tienden a producir informaciones (más del 60%) que caen en la islamofobia, mientras que si están circunscritas al ámbito español su porcentaje es bastante inferior (menos del 40%).
En segundo lugar, las noticias y los artículos de opinión resultan peor parados tras pasar por el análisis del semáforo que las entrevistas. Cerca del 70% de piezas analizadas de este género periodístico, que implica un diálogo directo entre periodista y entrevistado, han salido publicadas sin rasgo alguno de islamofobia.
En la metodología de 2020 se incluye como novedad el análisis de las fuentes de las que se nutren las informaciones para comprobar hasta qué punto la islamofobia (o no) de las fuentes llega a impregnar la información recogida por los periodistas. El resultado del análisis indica de forma clara que si la fuente es islamófoba hay más posibilidades que la noticia también lo sea (poco más de un 40% frente a cerca de un 25% si la fuente no es islamófoba). Sin embargo, que el 35% de informaciones que incluyen fuentes islamófobas acaben siendo calificadas en verde habla también de forma elocuente de la capacidad de los periodistas de aportar equilibrio, neutralidad e inclusividad de puntos de vista.
Con relación a los dos medios de ámbito nacional, El País y La Razón, que se han seguido anualmente desde 2017, se constata una continuidad con los registros de años previos con ligeras diferencias. En el caso del primero, y pese a un leve empeoramiento respecto a los análisis de 2019 y 2018, las informaciones analizadas que caen en la casilla de islamofobia activa (semáforo rojo) se mantienen por debajo del 20% del total, mientras que prácticamente el 60% quedan libres de islamofobia (semáforo verde). Por lo que respecta a La Razón, las informaciones que reciben un semáforo rojo se quedan justo por debajo del umbral del 40%, mientras que algo más de un 40% no presentan ningún elemento de islamofobia. La evolución de estos cuatros años de seguimiento por parte del Observatorio indica de nuevo la necesidad de reducir tanto las informaciones que presentan islamofobia activa como también, como se apuntaba en el informe anterior, las que presentan porcentajes más persistentes, las de una islamofobia pasiva (semáforo ámbar) posiblemente más difíciles de reducir ya que remiten a un tipo de “islamofobia estructural”, posiblemente deudora de una mezcla arraigada de percepciones, imaginarios y rutinas periodísticas y lingüísticas.
Descarga el informe 2020 a través de este enlace.
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