Ali Yihad
Al Ajbar, 12/09/2016
Los medios de comunicación de los petrodólares del Golfo, con su ala saudí liberal, se empeñan en lanzar una propaganda basada en que EE. UU., “una nación de la que no se puede prescindir”, se está retirando de Oriente Próximo y desentendiéndose de sus aliados tradicionales en las zonas dominadas por jeques, reinos y emiratos del petróleo y el gas para despejar el camino a la hegemonía iraní a costa de Arabia Saudí y los países del Golfo.
(…). No obstante, la ofensiva de Arabia Saudí contra Yemen (lanzada con el pretexto de “respaldar la legitimidad” del presidente yemení cuyo mandato ha caducado, Abderrabu Mansur Hadi, a través de una coalición militar que engloba a los países del CCG, excepto Omán, y a Jordania, Egipto y Marruecos) pone el foco sobre la verdad de la relación de Riad y Washington, y sobre el papel estadounidense de hoy y de siempre en la región. Ese discurso fue in crescendo desde que Obama llegara a la presidencia y liderara la retirada de su país de Iraq sin ni siquiera garantizar bases militares; Arabia Saudí entendió aquello como una entrega de Iraq a Irán, y lo mismo sucedió cuando EE. UU. se desentendió (obligados y en el último momento) de su aliado, el presidente egipcio Hosni Mubarak, cuando se emplearon armas químicas en Siria y finalmente cuando se alcanzó el acuerdo nuclear con Teherán. ¿Pero cómo entender este discurso continuo sobre la retirada estadounidense de la región mientras Washington sigue prestando un apoyo incondicional e interminable a Arabia Saudí en su guerra bárbara contra Yemen?
Micah Zenko, investigador en el Council on Foreign Relations y una de las voces críticas en los asuntos de la seguridad nacional estadounidense, afirma que “esa guerra aérea (la de Yemen), es una guerra que Obama puede frenar directamente retirando el apoyo violento, apresurado, vital y directo de EE. UU.”.
(…)
Esto resume la estrategia de EE. UU. en la era Obama: no intervenir militarmente de forma directa sino a través de delegados como Arabia Saudí que desempeñan un papel más eficaz. En este sentido podemos entender la participación y el papel sinfín e ilimitado que ofrece la administración de Washington a la ofensiva saudí contra Yemen. Esto no significa, no obstante, que Riad esté conforme con el papel que le anima a representar la administración americana, que preferiría que EE.UU. desempeñara ese papel (…).
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Viñeta de Saad Hayu
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