Al Quds, 29/05/2020
La naturaleza simbólica de las patrullas conjuntas ruso-turcas en la autopista M4, al norte de Siria, no oculta las diferencias públicas y encubiertas entre Ankara y Moscú. Esta acción conjunta de las tropas de ambos países en la geografía siria se parece al hilo de Muawiya, que ninguna de las dos partes quiere cortar mientras siguen moviendo sus tropas como piezas de ajedrez, intercambiando pérdidas y ganancias en un juego en el que comparten sus deseos de control del territorio, y de las rutas marítimas, el gas, el petróleo y la ideología.
La relación entre estas dos potencias vecinas ha experimentado grandes altibajos, pero la extensión del conflicto al ámbito geográfico libio por tierra, mar y aire, ha aportado mayor suspense, emoción y otros elementos de tensión y enredo y ha hecho que se mezclen aún más sus papeles en los expedientes sirio y libio, saliendo a flote elementos que antes resultaban invisibles.
La injerencia in crescendo de los gobiernos turco y ruso en el ámbito libio ha tenido consecuencias en el ámbito sirio. Hace unos días, un convoy militar turco quedó expuesto al fuego de la aviación rusa, y los ejércitos de ambos países han continuado reforzando sus tropas en Idlib. Rusia desplegó francotiradores del grupo Wagner, y Turquía fortaleció sus puntos de vigilancia, sus zonas de despliegue y su presencia militar e introdujo más armamento en el país. Es evidente que estos movimientos están relacionados con las últimas derrotas sufridas por el aliado de Rusia en Libia, el general Jalifa Haftar, a lo que añadir la gran ofensa que representa para el ejército ruso la destrucción de los sistemas de defensa antimisiles Panzer y la celebración por parte del ejército libio tras hacerse con el control de algunos de esos sistemas.
Varios medios de comunicación han utilizado este cruce entre los dos expedientes para hablar de un escenario sirio en Libia, denunciando a Moscú y Ankara por arrendar “mano de obra” siria para el conflicto libio. No obstante, esta acelerada e interesante evolución ignora en la práctica que los dos expedientes han estado superpuestos desde el comienzo de las revoluciones en ambos países. El visto bueno de Rusia a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para intervenir en Libia en virtud del artículo séptimo provocó la caída de su aliado Muamar al Gaddafi lo que la obligó a endurecer su posición en el expediente sirio y a utilizar su derecho a veto en todas las votaciones, para defender la continuidad del régimen de Damasco antes de intervenir militarmente y de forma directa para protegerlo, recordando a Occidente que no quería que“el escenario libio” se repitiera en Siria, al igual que el cruel asesinato de Gaddafi dio motivos al dictador sirio Bashar al Asad para aferrarse al poder y extremar la represión del movimiento popular contra él.
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Viñeta de Hasán Bleibel
Traducido del árabe por Luis Serrano Lora en el marco de un programa de colaboración de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada y la Fundación Al Fanar.
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