Por Pedro Rojo
agosto 8, 2015, VICE News
Cuando el presidente estadounidense Barack Obama anunció hace un año que había dado órdenes para atacar las posiciones del autoproclamado Estado Islámico (EI) para detener su avance hacia Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, alegó por una parte razones humanitarias — detener la persecución en Sinjar de las minorías cristiana y yazidí — pero sobre todo el posible ataque de Estado Islámico sobre Erbil, epicentro de los intereses comerciales y de inteligencia estadounidense en la región.
Sin darle mayor importancia, Obama citó la que es la razón última que ha creado el caos del que se ha alimentado a Estado Islámico: «la necesidad de una reconciliación entre las comunidades iraquíes» y cuyo inicio es la invasión estadounidense.
Al dar por bueno el supuesto gobierno de unidad nacional de Haidar al-Abadi, la administración Obama no hizo sino perpetuar la división de la sociedad iraquí ya que del gobierno de Abadi un año después se ha demostrado igual de sectario y sanguinario que el de Nuri al-Maliki.
Cuando unos días después del anuncio de la intervención se presentó en el Congreso estadounidense la propuesta para esta operación se avisó de que la batalla sería larga, hasta tres años. Unas precauciones a priori sorprendentes si comparamos la capacidad militar de ambos contendientes: una alianza de los 60 países más poderosos del mundo contra 35.000 fanáticos.
Pero el equipo de Obama ya sabía que sin una infantería que combatiese sobre el terreno no se iba a poder lograr una victoria. En su discurso hizo hincapié en que las tropas estadounidenses no volverían a combatir en Irak.
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Estado Islámico, un año después
Con un coste medio de 9,5 millones de dólares a día, la campaña de bombardeos contra EI habrá costado 3.500 millones de dólares en su primer año — hay que recordar que Naciones Unidas suspendió su asistencia temporalmente en 2014 a los refugiados sirios porque le hacía falta 64 millones de dólares —. ¿Cuál ha sido el efecto sobre el llamado Estado Islámico?
Claramente ha frenado su expansión en Irak que fue galopante en los primeros meses tras la caída de Mosul y el colapso de la Revolución Iraquí. Pero el balance del terreno perdido por EI en este primer año de campaña militar contra no es muy halagüeño para la inversión militar y financiera hecha por la coalición internacional, y sobre todo si se tiene en cuenta su expansión a otros países árabes durante este año.
Se calcula que ha perdido cerca de un 30% del territorio pero muy localizado en torno a los intereses de los principales aportadores de infantería, los kurdos y las milicias chiíes proiraníes.
Si bien este mapa es de abril de 2015 y no aparece la captura por parte de Estado Islámico de las importantes ciudades de Palmira en Siria y Ramadi en Irak, es ciertamente ilustrativo pues colorea a la perfección como los kurdos iraquíes y sirios han arrebatado terreno a Estado Islámico para asegurar sus fronteras; y por otra parte las milicias chiíes iraquíes que se ha creado para este fin, Al Hashad al Shaabi (Movilización Popular), con el apoyo del ineficaz ejército iraquí guiados abiertamente por destacados miembros del ejército iraní han asegurado el corredor que une la ciudad santa chií de Samarra con Bagdad y han ganado terreno en la provincia de Diyala, frontera con Irán, alejando así el peligro de los terroristas de su territorio.
Irán, piedra angular
El máximo beneficiado por la aparición de Estado Islámico, Irán, se ha convertido al mismo tiempo en la piedra angular para combatirlo. Cuando el Estado Islámico de Irak y Levante [ISIS, por sus siglas en inglés] se hizo fuerte en Siria en la segunda mitad de 2013 la situación de los principales aliados de Irán en la zona era como poco preocupante: Al-Assad acosado militar y políticamente e Irak con una revolución popular pidiendo el fin del régimen sectario proiraní.
Un año y medio después la caída de Al-Assad ha dejado de ser una prioridad para Occidente y tampoco se cuestiona el sectarismo del gobierno de Bagdad. Irán ha firmado el acuerdo nuclear con las potencias Occidentales y es un socio informal de la «Coalición de los 60” pues parece que el único mal de la zona es Estado Islámico.
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Y es que de los 60 países nadie parece dispuesto a mandar a sus tropas a combatir contra unos descerebrados que buscan el martirio. Pero con esta dinámica se ha entrado en un círculo vicioso: mientras exista EI y solo se proponga la estrategia militar para combatirlo que finalmente depende de las milicias proiraníes a quien le interesa que siga existiendo Estado Islámico no se solucionará la situación. Y todo lo que sea mantenerse vivo es un éxito para el proyecto expansionista de Estado Islámico.
Más allá de Siria e Irak
El problema de EI no es solamente el control que ejerce sobre una extensión similar a a Gran Bretaña, porque los escasos casos de éxito contra ellos como la toma de Beiji tienen poca continuidad porque el gobierno iraquí no tienen tropas para asegurar la ciudad y la población local es hostil a unos efectivos contra los que se levantaron en la Revolución Iraquí por las barbaridades que cometían contra ellos por razones sectarias.
El verdadero problema de Estado Islámico es que es un «caso de éxito» exportable a otros lugares como estamos viendo en Libia, Egipto o podría pasar en Yemen o cualquier otro país árabe donde haya suficiente vacío de poder o caos para que Estado Islámico pueda desarrollarse.
Pero mientras se siga invirtiendo millones en intentar solucionar vía militar un problema como EI que es solo la manifestación de un problema más profundo como es la falta de libertades, de horizonte de desarrollo para la inmensa mayoría de los habitantes de la región, mientras se siga apoyando a regímenes represivos en la región no se solucionará el problema.
No parece probable, pero pensemos que en los tres años propuestos se acaba militarmente con Estado Islámico en Siria e Irak, pero ¿Y en Libia?¿Yemen?¿Egipto? ¿Qué ocurrirá con los combatientes retornados? Pero sobre todo con las condiciones que posibilitaron la aparición de Estado Islámico y que seguirán ahí seguramente acentuadas por tres años de conflicto que esta creando muchas víctimas civiles y mas radicalización. Si no cambia este contexto se producirá la enésima mutación y volveremos a sufrir una organización terrorista que sepa aprovecharse de la desesperación de ciertos individuos perdidos en este entorno.
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